El pasado fin de semana me di una escapada a Portugal, al fin Mi verano viene cargado de trabajo y tareas pendientes, pero al menos los fines de semana puedo disfrutar, y en esta ocasión me propuse conocer el país vecino, concretamente las playas del Algarve.
Cuando viajo, me gusta escoger alojamientos bonitos, que me transmitan tranquilidad y me ayuden a desconectar de la rutina diaria, y en esta ocasión encontré una casita muy singular en el pueblo de Raposeira, un pueblo pequeño cercano a Sagres y al cabo de San Vicente.
La casa fue construida y decorada en 2000 por su dueño Vitor, y cada detalle es una obra de arte. Nada más entrar, el colorido y las formas te atrapan y te transportan a un universo paralelo, al más puro estilo de Gaudi. Las fotos no le hacen justicia, pero me veía en la obligación de enseñaros esta casita tan handmade adorable.
Nada más entrar por su puerta, encuentras un salón comedor, con cocina incluida. También tiene una pequeña chimenea, por lo que en invierno se tiene que estar super calentito. En estas dos panorámicas se aprecia un poco la estancia, además parte del suelo es de baldosas hidráulicas, y ya sabéis mi predilección por ellas.
El baño, es probablemente la parte de la casa que más impresione. Su bañera realizada por completo con trocitos pequeños de azulejos, realiza un mosaico de flores precioso. Además, me llevé una sorpresa cuando vi que la alfombra del baño estaba hecho de ganchillo
Localizada en la esquina entre dos calles con cuestas, la casa tiene dos niveles, y por lo tanto una escalera que te lleva hasta el dormitorio, situado en la planta superior. Hasta la barandilla es original en esta casa
Ese jarrón que veis en uno de los peldaños, no es un jarrón cualquiera, sino la cisterna del cuarto de baño. Para no romper la estética, en lugar de colocar una cisterna al uso, Vitor ha usado una vasija de cerámica.
La planta superior, está construida sobre un suelo de madera que se comunica con la parte inferior. Encontramos el dormitorio, bastante amplio, y un balcón ideal para desayunar y cenar al fresquito. El balcón, al igual que las escaleras, también es único.
Todos los detalles de la casa están cuidados al máximo, y por momentos iba descubriendo cosas que me hacían alucinar. Lástima que en las fotos no se aprecie el ambiente tan particular de aquel lugar.
Además de la obra de arte que es la casa en sí, había detalles que no pasan desapercibidos, como estos juguetes hechos con caña.
O estas botellas forradas una de ellas tejida a ganchillo con soga, y la otra tranzada con mimbre.
Sin duda, mi viaje ha sido breve pero intenso. Recomiendo visitar la zona ya que sus paisajes y playas son espectaculares, y si os habéis quedado con ganas de ver más cosas de esta singular casa, os recomiendo visitar Raposeira, y alojaros en ella, no os arrepentiréis, eso si, en este refugio, no hay tele ni wifi, abstenerse los adictos a la vida tecnológica jeje.
Un saludo y buen fin de semana
M.